Perico Casa Baticier (Segunda Parte)

La semana pasada publiqué un articulo que ha llamado mucho la atención de todos vosotros, esta semana llega la segunda entrega de nuevo gracias a Sele Rego de Bielsa. Espero que os guste.

Puerto viejo

Sentí toda la noche a mis padres hablando y trabajando, padre había hecho un cajón de madera y madre recogía todo lo que tenía valor, la marcha de Bielsa era eminente nuestros vecinos hacía ya días que se habían ido.

»Despierta Quineta –Me dijo mi madre–y despierta a Manoleta y Angelito que tenéis que ayudarme a subir estos capazos al Frontón”. Subimos con madre, ella iba delante con un lixato y el cajón de madera y nosotros detrás con los capazos, madre nos dijo: “Aquí dejaremos enterrados todo lo que tenemos y no podemos llevar a Francia así cuando volvamos vendremos a recogerlo»  madre levantó el lixato para romper la tierra, pero esta estaba helada y el ixato le rebotaba…Jamás en mi vida he visto a nadie con tanta fuerza …una y otra vez golpeaba la tierra mientras la luz del amanecer nos enseñaba su rostro lleno de lágrimas. Allí dejamos enterrados todos nuestros tesoros; un juego de café decorado con flores, platos con paisajes, ropas de camas, cazuelas ,ropas, recuerdos y un mantón todo bordado. Mientras tanto mi padre metía en la cuadra ahora libre de vacas que había soltado a las montañas, sillas, mesas, camas, colchones y una máquina de coser, después encendió una leña de tea, con el humo todo se quedó negro padre nos dijo –“Cuando lleguen y vean todo esto negro pensaran que no vale nada…”

Salimos de Bielsa sin noticias de Antonio y Perico que luchaban en la guerra, madre dijo »La virgen de Pineta los protegerá y volverá a juntar a la familia” sus palabras quedaron desiertas lo mismo que Bielsa…Cuando cruzábamos  Puerto Viejo yo iba detrás de mi padre y vi como temblaban sus hombros y sentí su llanto silencioso quise, abrazarlo…Ojala lo hubiera hecho.

Los últimos que llegaron de Bielsa a los campos de refugiados ya nos contaron que el pueblo había sido quemado, bombardeado  y  posiblemente estaría en ruinas .Cuando terminó la guerra y mis padres decidieron volver, y que yo me quedara en Francia con otros muchos que allí quedaban »Sembraremos los campos, buscaremos las vacas y si la casa está en ruinas la arreglaremos y vendremos a buscarte Quineta, serán unos meses’’.

Pasaron las semanas sin noticias de Bielsa, pasamos de ser refugiados a clandestinos, los hombres buscaron trabajo en »las campañas» trabajos de campo y otras faenas, las mujeres a servir, no podíamos salir por miedo a que los gendarmes nos pidieran los papeles, en un país extranjero sin conocer el idioma, ni la moneda, trabajábamos por lo que nos daban, nadie sabe lo que sufrimos. Lo peor las noches ni el cansancio nos dejaba dormir, yo me envolvía en los recuerdos,… Estábamos en la Corona y sembrábamos el trigo, padre nos reñía porque no parábamos de pelearnos, en el molino, moliendo trigo o en casa Cabaler haciendo pan…Al amanecer me quedaba dormida con la almohada mojada de lágrimas. Pasaron los meses, lo que leíamos o escuchábamos por la radio era terrible, fusilamientos, detenciones, venganzas…

Nos dijeron que el servicio de correos aun no funcionaba, las pocas noticias que teníamos venían de los clandestinos que cruzaban a Francia huyendo del hambre y las represalias, Puerto Viejo no era seguro había muchos carabineros vigilando la zona, pasaban por »Las planas y Tringoniero » uno de esos hombres buenos me trajo una carta de mi madre »cuando llegamos a Bielsa no quedaba nada –me escribía —el cajón con todas nuestras cosas había desaparecido, no encontramos las vacas, en la cuadra solo quedaban los colchones entre los escombros, vivimos como podemos  …Perico y Antonio vinieron de la guerra, Antonio muy enfermo no pasara el invierno …» Salí corriendo con los francos que la Sra. me daba »para sus cosas Quineta » y recorrí las calles hasta llegar a un comercio, quería comprarle a mi madre el mantón más bonito del mundo, pero el dinero ni de lejos me llegaba, al salir me apoyé en la pared y me fui dejando caer al  suelo llena de lágrimas, la gente pasaba a mi lado mirando a otro lado, entonces unas manos fuertes me levantaron del suelo »española ¿verdad? –me dijo —Aragonesa, de Bielsa y usted? Catalana’’, nos fundimos en un abrazo, fue el abrazo más cálido que había recibido desde que estaba en Francia.

Los españoles de la zona de Tárbes formamos un especie de correo, cuando alguno sabía algo de Bielsa lo iba diciendo a otros, así de boca a boca las noticias corrían como la pólvora, para esa época yo ya estaba en Miranda trabajando en una pensión, donde cobraba poco, muy poco pero al menos cobraba. Allí paraban muchos españoles que buscaban trabajo y uno de ellos que venía de Labuerda  me dijo »para septiembre el sol pasará por Puerto Viejo, me lo dijo Manuela de casa Baticer , en Tarbes me dijeron dónde estabas ‘‘.Ya no era seguro llevar cartas por si los detenían .

En Septiembre de 1942 (puede que la fecha no sea exacta) mientras  Europa estaba en guerra, Perico de casa Baticer cruzo las montañas.

Perico llegó de Bielsa, solo al verlo comprendí lo que había sido la postguerra…Hablamos toda la noche entre abrazo y abrazo me contó miles de cosas, Antonio había muerto y padre estaba muy enfermo, él durante la guerra llevaba un camión de suministros a los soldados que luchaban en el frente, jamás había dejado solo el camión, pero aquel día fue a cargar chocolate a Vich, dejo el camión dentro de la fábrica y muerto de cansancio se acostó en unas ruinas cercanas, una gran explosión lo despertó, de la fábrica y del camión no quedaba nada …”Ten cuidado Perico –Le dije a la despedida —con los gendarmes, pero más con los carabineros que te pueden matar ,por aquí cuentan muchas historias » –» tranquila Quineta que no pueden matar al que ya está muerto» en el morral le puse unas onzas de chocolate para los hermanos y unas galletas y dentro de un papel de raso amarillo ..Un mantón bordado…El más bonito que había encontrado.

Perico pasó muchos años por Puerto Viejo, una vez lo persiguieron los carabineros y le dispararon, años después ya muy amigo del que le disparó »Perico que no tirábamos a matar »— ya ya –decía– pero eso es para haberlo sabido”.

Quineta volvió a Bielsa en 1977 con una de sus nietas. A su nieta Lorenza y a mí nos contó su historia que yo he intentado resumir…El mes que paso con nosotros todos los días iba a los cementerios, en el más viejo descansan juntos. Pedro, Manuela y Antonio en el otro…Perico.

En Miranda hay muchas lápidas con nombres españoles, en una especial descansan juntos; Cándido su hijo Pedro y su esposa Quineta.

Puerto viejo 1

Comments

  1. paloma says:

    Que gran historia Sele

  2. Lucía Mur Barrau says:

    Gracias Paloma por tu comentario!!!

  3. Maria José Candia Iglesias. says:

    Que historia tan emotiva.Me gusta como la narras.Muy bien expresada.Me encanta Sele.

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